Salió del colegio, era un día sin
motivo, llovía poco pero hacía de ese frio que te penetra y te hace sentir solo,
donde el frío entra y te quema tus tres almas, sobre todo la concupiscible,
Baker iba perdiendo su alma pura por culpa de la realidad que vivía y que la
madurez trataba de entrar a presión en sus células.
Caminó, tranquilo, con la mano en el
bolsillo, con un audífono en una oreja, con la típica postura de alumno
salesiano, avanzó paso por paso, su espalda inclinada hacia adelante , posición
al viento helado que tenía preso a Arturo, preso en una cárcel de pensar
basura, de tener un futuro incierto, de una pena inevitable, esa pena que sabía
que iba a venir pero se negaba a aceptarlo, el hecho de dejar a Amanda por irse
a estudiar una carrera le partía el alma. -‘’Es mi futuro’’ se dijo a sí mismo,
-´´incertidumbre de mierda’ , se gritó para sus interiores, tomo el colectivo y
regreso a su casa.
Puso la llave en la cerradura y
sintió el mismo olor de todas las noches, ese olor que solo sale con la ausencia
del padre, un olor a transpiración y a sabana desgastada en tres respiros entró
a la pieza principal y ahí estaba un desconocido con cara de recién pagado en
algún trabajo mediocre, su madre en la ducha quitándose la culpa y dándosela al
mundo, aquel vejete miro a Baker y sonrió irónicamente
-‘’Vete de mi casa’’, le dijo Arturo
con un tono seco, mientras abría la puerta.
-‘’Tu madre…, tu madre es una Diosa,
le respondió con una voz con sabor a alcohol y con olor a soledad.
Arturo se dejó llevar por sus hormonas,
tomo al viejo, lo zamarreó, lo golpeó en el mentón y lo tiró hacia la mesa de
centro que era completamente de vidrio, acto seguido, el anónimo se paró y a
duras penas tomo un vaso, esforzándose lo tiro en la cara a Baker, reventando
el vidrio contra su frente llena de granitos rojos chicos, Arturo se puso
inmediatamente la mano, corrió a él, llorando y comenzó a darle patadas, por
todos lados, por donde cayera el pie, lloraba, pateaba, lloraba, pateaba, el
viejo las recibía como si se las mereciera, en eso sale su madre de la ducha y
ve la escena, la triste escena que estaba ocurriendo en el living de su casa,
el living donde se escondían huevitos de pascua, donde se tomaban las fotos
familiares, donde se recibían visitas, ahora estaba hecho un recuerdo vacío, un
espacio negro en la biografía de la familia. Arturo sintió ese perfume, ese
olor asqueroso de tabaco y fresas, miró a su madre y tranquilamente salió de su
casa, se sentó afuera y comenzó a vomitar, mientras lloraba y estornudaba,
todos sus problemas en el colegio y en su hogar se estaban convirtiendo en
malestares físicos. ‘’Ella la estudiosa’’, ‘’homosexual’’, ‘’escoria social’’,
‘’ lacra’’, ‘’hijo de Eréndira’’ ahora eran estornudos de sangre y mocos,
Allí estaba Arturo tirado con su pantalón gris
perla, manchado con sangre pura y con
sangre llena de malos hábitos, con vómito y con tierra del jardín, yacía el
niño prodigio de la generación del ‘’Salinas’’.
Luego un pitido se apoderó de él,
volvió al presente, se sacó los audífonos y bajó del bus que lo traía, Punta Arenas era una ciudad de luz, el
director del Liceo San José era el mismo7 que el Instituto Don Bosco, para ocultar lo sucedido hace 3 años, para que
nadie se pasara por la mente la existencia de túneles y de cursos ocultos, Mauro
Vial, ya un viejo experimentado lo esperaba en la silla de Rectoría. Baker
camino por el pasillo de media, ahora repleto de cámaras y lleno de envoltorios
de alfajores de 100, las salas en vez de tener olor a axila y fútbol, tenían
olor a cigarro. Pasaba volando el año 2018, los recuerdos y visiones rápidas de
su adolescencia, las bromas con Fabián, la pelea con el viejo que suprimió en
su mente y por último la visión del pasado de aquel día donde vio morir lo que
nunca debió ver expirar, comenzó a sudar y la sensación de fatiga comenzó a
apoderarse de su mente y cuerpo, cuando una voz ronca le dice: ‘’ ¿Sabías que
hay recuerdos con emociones tan fuertes, que al momento de recordarlas, nuestro
organismo experimenta lo mismo que sintió aquel día?’’. Arturo miró a
Mauro, profesor jefe de la generación
imaginaria, lo miró a los ojos y sudando le dijo. ‘’-Tú lo sabias’’, apenas
terminaba de decir eso cuando sonó la campana del recreo, toda la media bajo a
fumar un cigarro al patio y los niños pequeños a compartirse vidas en un juego
de acertijos online, Arturo se fue corriendo, el Sr. Vial le gritó: ‘’No te
metas donde no debes, saldrás perdiendo, como siempre, Baker convéncete que tú
también deberías haber estado allí’’, Arturo se dio una vuelta en 90 grados,
sus hormonas iban a reaccionar como cuando tenía 15 años, pero una imagen
solida de Amanda para al frente de él, lo detuvo, el tiempo se congeló, los
niños se congelaron, volvieron a ser juguetones y gritones, los balones se
elevaron en el patio, los gritos de los alumnos eran como los de antes, Amanda
estaba allí, mirándolo fijamente, sintió ese olor, un aroma que lo envolvía,
que lo hacía flotar en una incertidumbre, la misma incertidumbre que temía a
los 15, Amanda fijamente, con paso natural, con un ímpetu majestuoso, se acercó
lentamente y le dijo: -‘’Te esperaré al final del túnel’’.
Baker volvió a su cuerpo, por un
balón que rebotó en su cara, no habían pasado más de 10 segundos, Mauro aún
estaba gritándole y diciéndole que no se metiera allí. Arturo salió corriendo,
tomo su moto y fue al cementerio, grande fue su sorpresa cuando sus ojos
contemplaron las puertas centrales abiertas, sin motivo, los hermosos árboles
estaban quemados y la tierra estaba como su un camión hubiese sembrado semillas
de basura, Baker corrió con dificultad, la imagen de Amanda aun la tenía viva
en su mente, entro al mausoleo, pero no había nada, estaba totalmente
restaurado, no había nada que hacer, para recuperar el pasado, el pasado que él
creía inservible, ahora era su medicina para evitar su desolación, sentado
lloraba, gritaba y rasguñaba las paredes tal como si 30 personas estuviesen
dentro de él.
Punta Arenas era una cuidad de luz, quizás era
por el soleado día, era como si todos los veranos del mundo se hubiesen juntado,
Arturo miro la entrada con nostalgia, ‘’Hogar de Cristo’’, abrió la puerta,
giro hacia la izquierda e inmediatamente lo vio, él estaba sentado
solitariamente, armando una mesa de Ajedrez, entró y lo abrazo, era su Padre
que ahora estaba totalmente solo, ya que su madre se fue con otro viejo a su
ciudad natal, se abrazaron, se contaron historias, revivieron heridas y
recuerdos, mientras los alfiles y los caballos peleaban, él recordó lo de
Amanda y Fabián, sucedido hace al menos unos 10 años.
Le contó todo, incluso que Fabián le había
amenazado con su escopeta, su papa movió un peón, también le contó todo lo que
sufrió con la muerte de Amanda, su padre mató la reina de Arturo en 2 segundos
y finalmente le contó que Fabián murió afuera del colegio de sus amores, con el
libro de clases tratando de ocultar un amor, un recuerdo y una historia de 29
fracasados que Fabián creía que podían ser competencia para el amor de Amanda.
Su padre le miró a los ojos y le dijo ‘’ Jaque Mate’’.
Fin.