viernes, 10 de abril de 2015

"El mejor enemigo": Capítulo III.

Arturo en vez de huir asustado por el ruido, prefirió buscar de dónde provenía  y de quién se trataba.  Al final del túnel ve la silueta de un hombre de una estatura promedio, el cual iba corriendo hacia la salida del túnel con la clara intención de escapar, Arturo desesperado por la situación corre en esa dirección llegando a la salida del túnel, pero no encuentra a nadie. Se tardó varios días en entender el significado de los cuadros tachados que se encontraban en ese misterioso y terrorífico túnel.

Pasaron semanas de ese horrible episodio vivido en el túnel, en donde Arturo buscó por cielo, mar y tierra a Fabián, ya no tenía rencor por lo vivido anteriormente y ahora sólo le importaba saber si tenía alguna información sobre la muerte de Amanda y el porqué de su ausencia a su funeral, siendo una persona cercana a ella.  Los padres de Fabián le dijeron a Arturo que vieron muy afectado a su hijo después de la muerte de Amanda, por lo que decidieron mandarlo de viaje a México, así se podría distraer y salir de ese ambiente tan depresivo en que ellos lo veían.  En ese momento era tanta la urgencia de Arturo por saber algo de Fabián y hasta se le había pasado por la cabeza que tenía algo que ver con la muerte de su gran amor, pero lo pensaba bien y sentía que era imposible, ya que Arturo lo conocía lo suficiente para saber que Fabián sería incapaz de cometer algo semejante.

Baker comenzó a creerse detective reuniendo todas las pistas que tenía, desde la época del colegio hasta la muerte de Amanda, pero  no conseguía ningún culpable ni cercano a eso.  Sin embargo, Arturo no se daría por vencido y se había comprometido a no descansar hasta saber el porqué de los cuadros, quién construyó los túneles y el enigma de la muerte de Amanda.

Ya había pasado un mes desde que había ido donde los padres de Fabián, cuando de pronto tocan la puerta de su casa y al abrir ve a la mamá de Fabián destrozada y con los ojos llorosos, él inmediatamente la hace pasar y le pide que le cuente que ha pasado para que se encuentre así, ella se tranquilizó por un rato y le contó que Fabián debió haber llegado a Punta Arenas hace tres días, pero no tenían ningún rastro de él, sólo sabían, después de averiguar en el aeropuerto, que si llegó a Punta Arenas el día indicado, pero no llego a su casa esa noche. Arturo acompañó a su madre a buscarlo por toda la ciudad en su moto.  Pasaron todo el día buscando y después de haber recorrido todos los rincones de la ciudad, fueron a dar aviso a los carabineros. Arturo fue a dejar a la madre de Fabián  a su casa y le pidió que cualquier noticia que tuviera le avisara. Él no se atrevió a contarle la posibilidad que Fabián se encontrara en el túnel, ya que él tenía la intención de ir solo, y así hablar con él muchos temas pendientes. Arturo llegó a la entrada del túnel pero se encontró con la sorpresa de que no había ningún rastro.  No podía creerlo, si hace un tiempo atrás estuvo allí adentro, no entendía como ahora no existía aquel túnel, se comenzó a interrogar de por qué no sacó los cuadros en aquel momento y así tendría pruebas concretas de que alguna vez estuvo allí adentro, ya que después de salir ese día del túnel, no fue capaz de contarle a nadie ya que los demás lo tratarían de loco y ridículo.

Arturo con lágrimas en sus ojos se va del lugar, se subió a la moto y se fue en busca de un lugar donde pudiera sentirse relajado y así poder reflexionar. Tomó la costanera y se fue en dirección al sur, recordando que cuando era un niño, sus padres lo llevaban a Fuerte Bulnes, un lugar turístico e histórico muy conocido en la zona austral, en el cual Arturo tenía muy lindos recuerdos.  Al cabo de una hora, llegó al lugar, éste se encontraba tal como la última vez lo había visto, que fue cuando tenía 11 años.  Estacionó su moto en la entrada y saltó la reja del lugar, ya que en la noche el recinto era cerrado y no quedaban cuidadores por el extremo clima de aquella región. Arturo se sentó mirando hacia el mar y lo ataco una gran nostalgia, recordando las veces en que corría todo ese lugar de la mano de su papá y mamá.  Luego de dormir unos quince minutos, Arturo soñó que encontraba a Fabián en la entrada del túnel pero éste poco a poco se fue desintegrando, luego de esto, Arturo no pensó en otra cosa de su antigua amistad con Fabián.  Se le vinieron a la cabeza todas las travesuras que hacían juntos en el colegio, cuando le hacían bromas a los vecinos de la familia Baker y después salían corriendo para que no los pillaran. Después de un largo rato recordando momentos con Fabián, Arturo vio su reloj y pensó que ya era hora de irse a dormir, para mañana seguir buscando a Fabián y terminar con la angustia de sus padres.


Arturo llegó a la casa de su padre y éste se encontraba solo tomando un trago en la barra, por lo que se quedó acompañándolo y tomaron toda la madrugada hasta embriagarse. Se divirtieron tal como lo hacían antiguamente, contándose chistes y enseñándose mutuamente trucos de magia, y tanta fue la distracción en esa noche, que Arturo no tuvo tiempo de contarle por todo lo malo que estaba pasando en aquel momento. Alrededor de las 5 de la mañana se terminaron la botella de whisky que tanto les gustaba a los dos y se fueron a acostar.  Cuando Arturo estaba acostado comenzó a escuchar unos ruidos al lado de su ventana y temía a que fuera un intruso. Finalmente se dio cuenta que eran unas ramas que chocaban con su ventana y su borrachera le había hecho imaginar cosas.

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