Arturo en vez de huir asustado
por el ruido, prefirió buscar de dónde provenía
y de quién se trataba. Al final
del túnel ve la silueta de un hombre de una estatura promedio, el cual iba
corriendo hacia la salida del túnel con la clara intención de escapar, Arturo
desesperado por la situación corre en esa dirección llegando a la salida del
túnel, pero no encuentra a nadie. Se tardó varios días en entender el
significado de los cuadros tachados que se encontraban en ese misterioso y
terrorífico túnel.
Pasaron semanas de ese horrible
episodio vivido en el túnel, en donde Arturo buscó por cielo, mar y tierra a
Fabián, ya no tenía rencor por lo vivido anteriormente y ahora sólo le
importaba saber si tenía alguna información sobre la muerte de Amanda y el porqué
de su ausencia a su funeral, siendo una persona cercana a ella. Los padres de Fabián le dijeron a Arturo que
vieron muy afectado a su hijo después de la muerte de Amanda, por lo que
decidieron mandarlo de viaje a México, así se podría distraer y salir de ese
ambiente tan depresivo en que ellos lo veían.
En ese momento era tanta la urgencia de Arturo por saber algo de Fabián
y hasta se le había pasado por la cabeza que tenía algo que ver con la muerte
de su gran amor, pero lo pensaba bien y sentía que era imposible, ya que Arturo
lo conocía lo suficiente para saber que Fabián sería incapaz de cometer algo
semejante.
Baker comenzó a creerse detective
reuniendo todas las pistas que tenía, desde la época del colegio hasta la
muerte de Amanda, pero no conseguía
ningún culpable ni cercano a eso. Sin
embargo, Arturo no se daría por vencido y se había comprometido a no descansar
hasta saber el porqué de los cuadros, quién construyó los túneles y el enigma
de la muerte de Amanda.
Ya había pasado un mes desde que
había ido donde los padres de Fabián, cuando de pronto tocan la puerta de su
casa y al abrir ve a la mamá de Fabián destrozada y con los ojos llorosos, él
inmediatamente la hace pasar y le pide que le cuente que ha pasado para que se
encuentre así, ella se tranquilizó por un rato y le contó que Fabián debió
haber llegado a Punta Arenas hace tres días, pero no tenían ningún rastro de
él, sólo sabían, después de averiguar en el aeropuerto, que si llegó a Punta
Arenas el día indicado, pero no llego a su casa esa noche. Arturo acompañó a su
madre a buscarlo por toda la ciudad en su moto.
Pasaron todo el día buscando y después de haber recorrido todos los
rincones de la ciudad, fueron a dar aviso a los carabineros. Arturo fue a dejar
a la madre de Fabián a su casa y le
pidió que cualquier noticia que tuviera le avisara. Él no se atrevió a contarle
la posibilidad que Fabián se encontrara en el túnel, ya que él tenía la
intención de ir solo, y así hablar con él muchos temas pendientes. Arturo llegó
a la entrada del túnel pero se encontró con la sorpresa de que no había ningún
rastro. No podía creerlo, si hace un
tiempo atrás estuvo allí adentro, no entendía como ahora no existía aquel
túnel, se comenzó a interrogar de por qué no sacó los cuadros en aquel momento
y así tendría pruebas concretas de que alguna vez estuvo allí adentro, ya que
después de salir ese día del túnel, no fue capaz de contarle a nadie ya que los
demás lo tratarían de loco y ridículo.
Arturo con lágrimas en sus ojos
se va del lugar, se subió a la moto y se fue en busca de un lugar donde pudiera
sentirse relajado y así poder reflexionar. Tomó la costanera y se fue en
dirección al sur, recordando que cuando era un niño, sus padres lo llevaban a
Fuerte Bulnes, un lugar turístico e histórico muy conocido en la zona austral,
en el cual Arturo tenía muy lindos recuerdos.
Al cabo de una hora, llegó al lugar, éste se encontraba tal como la
última vez lo había visto, que fue cuando tenía 11 años. Estacionó su moto en la entrada y saltó la
reja del lugar, ya que en la noche el recinto era cerrado y no quedaban
cuidadores por el extremo clima de aquella región. Arturo se sentó mirando
hacia el mar y lo ataco una gran nostalgia, recordando las veces en que corría
todo ese lugar de la mano de su papá y mamá.
Luego de dormir unos quince minutos, Arturo soñó que encontraba a Fabián
en la entrada del túnel pero éste poco a poco se fue desintegrando, luego de
esto, Arturo no pensó en otra cosa de su antigua amistad con Fabián. Se le vinieron a la cabeza todas las
travesuras que hacían juntos en el colegio, cuando le hacían bromas a los
vecinos de la familia Baker y después salían corriendo para que no los
pillaran. Después de un largo rato recordando momentos con Fabián, Arturo vio
su reloj y pensó que ya era hora de irse a dormir, para mañana seguir buscando
a Fabián y terminar con la angustia de sus padres.
Arturo llegó a la casa de su
padre y éste se encontraba solo tomando un trago en la barra, por lo que se
quedó acompañándolo y tomaron toda la madrugada hasta embriagarse. Se
divirtieron tal como lo hacían antiguamente, contándose chistes y enseñándose
mutuamente trucos de magia, y tanta fue la distracción en esa noche, que Arturo
no tuvo tiempo de contarle por todo lo malo que estaba pasando en aquel momento.
Alrededor de las 5 de la mañana se terminaron la botella de whisky que tanto
les gustaba a los dos y se fueron a acostar.
Cuando Arturo estaba acostado comenzó a escuchar unos ruidos al lado de
su ventana y temía a que fuera un intruso. Finalmente se dio cuenta que eran
unas ramas que chocaban con su ventana y su borrachera le había hecho imaginar
cosas.
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